miércoles, 28 de noviembre de 2007

La Ley de Dios y de Jesús que originan los derechos y deberes del hombre



· Ahora analicemos la verdadera propuesta divina del evangelio de los labios del mismo Señor Jesucristo. Él enseñó que el mandamiento más grande que nos manda es:

Y he aquí, uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Dícele: ¿Cuáles?[1]

Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley? Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. [2]

· De modo que para entrar en la vida eterna y para la felicidad tenemos la verdad del evangelio que consiste en amar a Dios y amar al prójimo como a uno mismo. Un doble deber, el deber para con Dios y el deber para con el hombre. Pero, ¿cómo he de manifestar mi amor a Dios y mi amor al prójimo?

· Por su ejemplo, Jesús nos enseñó en la práctica en qué consiste amar a Dios y amar al prójimo igual que a nosotros mismos. Dijo: “yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.”[3]. El estuvo y amó a su Padre más que su propia vida, y lo manifestó guardando los mandamientos de su Padre. De los diez mandamientos de Éxodo 20 los referidos a Dios son los primeros cuatro. No tener dioses ajenos, no hacer imagen de Dios, no tomar su nombre en vano y guardar el sábado[4].

· Y en cuanto a cómo amar al prójimo enseñó:

Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Y Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Dícele: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra á tu padre y á tu madre: y, Amarás á tu prójimo como á ti mismo. [5]

· Note que Jesús menciona los mandamientos de Dios de la segunda tabla, los referidos al prójimo como el amar a los demás como a uno mismo. Esto lo confirmaron los apóstoles cuando escribieron:

El que ama al prójimo, cumplió la ley. Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás: y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. [6]

· Cuando Dios creó al hombre y luego crea a la mujer y los une en matrimonio allí Dios creó la semilla de sociedad. Y cuando le dice a ambos que crezcan y se multipliquen y juzguen la tierra[7] les está diciendo que el plan original de Dios era que el hombre se dispersase por toda la tierra estableciendo sociedades y gobiernos. Y es de esperarse que en todos ellos los principios de los diez mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo se manifestase para el bien, la paz y la felicidad de la sociedad.

· De modo que el asunto queda así: nuestros deberes que se nos prescriben con respecto a Dios y al prójimo, determinan lo que Dios y nuestro prójimo tienen derecho a esperar de nosotros; de modo que unos son los derechos universales de Dios (los primeros cuatro mandamientos) y los otros son los derechos universales del hombre (los últimos seis mandamientos). Emanuel Kant dijo una vez: "la injusticia cometida se ejerce únicamente en el sentido de que no respetan el concepto del derecho, único principio posible de la paz perpetua." Y Benito Juárez dijo también: “Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz". Ya antes lo había dicho la Biblia: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre.[8] No hay duda, no habrá paz si no hay justicia o respeto a los derechos de los demás. No tendré paz con Dios si no respeto los derechos de Dios sobre mí, y no tendré paz con el hombre si no respeto los derechos del hombre. Hay paz en una familia, en una comunidad, en una sociedad, en un estado cuando se respetan los derechos de los demás y se garantizan dichos derechos.


[1] Mateo 19-16-18.

[2] Mateo 22.35-40.

[3] Juan 15.10.

[4] Éxodo 20:1-11.

[5] Mateo 19:16-19.

[6] Romanos 13.8-9.

[7] Génesis 1:28.

[8] Isaías 32.17

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